El anónimo Vocabulario en romance y en latín del s. XV que transmite el MS escurialense f-II-10 (BETA manid 1470) ha recibido casi nula atención por parte de la crítica. Un descubrimiento reciente, sin embargo, ha cambiado el panorama. La historia casi inverosímil del hallazgo, así como sus implicancias para la historia de la lengua castellana, del libro antiguo y la lexicografía, meritan el siguiente racconto.
En febrero de 2018 llegué a la Firestone Library de Princeton University con el objetivo de estudiar el ejemplar de la traducción del Infierno de Pedro Fernández de Villegas (Burgos, 1515) que allí se conserva y que estoy editando. El encargado de la Rare Books and Special Collections, Dr. Eric White, se acercó con un tomo del Universal Vocabulario en latín y en romance (UV) de Alfonso de Palencia (Exi Oversize 2530.693q, BETA copid 1636) y me comentó que, insertos al comienzo y al final, se encontraban dos folios de un vocabulario castellano que no pertenecían a dicho ejemplar y que nadie todavía había logrado identificar. Son pocas las veces que un investigador se cruza con material no identificado y potencialmente importante; son menos las que te llega prácticamente en bandeja. Agradecida por la generosidad de Eric White, me fui de Princeton fascinada por estos folios, con varias fotos y un nuevo objetivo.
En cuanto a los folios en cuestión, el primero, ubicado en el lugar del folio 1 del ejemplar, transmite en el verso un prólogo castellano-latino a dos columnas, en el que un autor anónimo dedica su “vocabulista”—así lo denomina él—a la reina Isabel la Católica. Por su ubicación este prólogo parece estar en reemplazo del argumentum en latín y en castellano que se encuentra en el f. 1v de todos los otros ejemplares del UV, aunque no en este.
La segunda hoja, guardada al final del ejemplar (después del f. 313v), recoge 77 entradas del vocabulario castellano-latino al que se refería el prólogo: desde el lema apuesta hasta arcaz en el recto y desde arco hasta arreboçar en el vuelto.
A mi regreso a Buenos Aires comenzaron los avances. Gracias a los aportes de White contaba ya con la identificación tipográfica: Ungut & Polonus (Sevilla), Type 3:95G, tipografía gótica utilizada entre 1491 y 1493. Del análisis del prólogo pude extraer otro dato: la Reina Isabel es allí referida como “Reyna de Granada” y, por tanto, la Conquista de Granada en enero de 1492 debía establecerse como terminus a quo. Así, este incunable sevillano tuvo que imprimirse entre 1492 y 1493. Luego de revisar la catalogación de los impresos conocidos de Ungut y Polonus, la conclusión fue evidente: estos fragmentos eran el testimonio de un incunable hasta ahora desconocido. Habiendo descartado, gracias a un estudio lexicográfico exhaustivo, cualquier tipo de relación con los vocabularios impresos en la época (Nebrija [BETA texid 1667] y Santaella BETA texid 1886]), mi colega del Secrit, el latinista Juan H. Fuentes, ofreció el dato que llevó al próximo avance: la existencia de un anónimo vocabulario del s. XV que se transmite en el MS esc. f-II-10 de la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y fue editado en el 2007 por Gerald MacDonald.[1]
La sorpresa fue inmediata: el contenido de los ff. 16v al 18r coincidía exactamente—con las consabidas y mínimas variantes—, con nuestro fragmento. El testimonio manuscrito, además, transmite el vocabulario aparentemente de forma completa, de la A a la Z, aunque sin prólogo. En consecuencia, las dos hojas en cuestión prueban que dicho vocabulario llegó a la imprenta, por lo menos parcialmente, y fue dedicado a la Reina Isabel. Este descubrimiento tiene una importancia doble: más allá de la novedad que implica la identificación de los folios, las fechas de producción que se pueden establecer permiten afirmar que nos encontramos ante el primer vocabulario español-latino, anterior al Vocabulario español-latín (VEL) de Nebrija que—según la hipótesis más avalada por la crítica—salió a la luz entre 1494 y 1495.
Dada la importancia del descubrimiento, la posterior investigación nos llevó por diversos caminos: desde las descripciones materiales de los testimonios hasta la reconstrucción del hipotético incunable; desde el cotejo de ambos textos hasta las conclusiones sobre su filiación; desde un estudio lexicográfico del Vocabulario Anónimo (VA), hasta la identificación de lemas que representan la primera documentación de un término castellano; desde la identificación de sus fuentes lexicográficas latinas, hasta la conclusión de que el vocabulario es un work in progress; desde las preguntas por el estado fragmentario del incunable, hasta la posibilidad—descartada—de que se trate de una prueba de imprenta. Esta investigación se extendió aproximadamente un año y la dimos a conocer recientemente en Hamlin-Fuentes, “Folios de un incunable desconocido y su identificación con el anónimo Vocabulario en Romance y en Latín del Escorial”, Romance Philology 74.1 (2020): 93-122. Eric White también he descrito el hallazgo desde la perspectiva de la biblioteca de Princeton.[2]
La segunda parte del descubrimiento, la del autor, partió primero de la intuición que tuve al encontrarme con el prólogo, cuyo estilo, fórmulas de tratamiento de la reina y formato lo hacen muy similar a los otros prólogos de Palencia. La intuición se fue acentuando a medida que estudiaba el vocabulario, cuyo método lexicográfico varía notablemente del de lexicógrafos coetáneos como Nebrija y Santaella y, sin embargo, es exactamente el mismo que el de Palencia en el UV. Tenía también el dato material sumamente sugerente de que el folio que conserva el prólogo anónimo aparece insertado en un ejemplar del UV, para reemplazar su argumentum.
Siguiendo esta hipótesis, me dediqué, en un primer momento, a un cotejo de los lemmata del VA, el UV y los diccionarios de Nebrija en una cala de la A a la H. La correspondencia entre término latino y equivalencia castellana del VA y el UV resultó ser de casi el 76%, a lo cual se sumó la particularidad de que términos latinos que suelen variar ortográficamente coinciden en su representación en el VA y en el UV, mientras difieren de las formas gráficas utilizadas por Nebrija para esos mismos términos. En un segundo momento, me dediqué a un exhaustivo cotejo de las citas de auctoritates que tanto el VA como el UV insertan numerosas veces y que, en la mayoría de los casos, coinciden. La intención fue, por un lado, intentar identificar las fuentes utilizadas y, por el otro, analizar su tratamiento, con vistas a tener más argumentos para una posible identificación autoral. El resultado fue sumamente positivo: identifiqué errores comunes en citas iguales—es decir, citas coincidentes que se introducen para ejemplificar el mismo término latino—, los cuales no se registran en ninguna de las tradiciones textuales de las fuentes lexicográficas posibles y que, casualmente, ambos vocabularios comparten. Aclaro que hay varias pruebas de que el VA trabaja independientemente y no está utilizando al UV como fuente. Toda esta investigación, que saldrá en el BRAE en 2021 (Hamlin, en prensa, “Alfonso de Palencia: ¿autor del primer vocabulario romance-latín que llego a la imprenta?”) ofrece varias pruebas de peso que permiten identificar al autor.
En conclusión, estos dos fragmentos, identificados en la Princeton University Library como testimonios de un incunable desconocido, demuestran que el vocabulario que se transmite en esc. f-II-10 se imprimió en Sevilla en 1492 y que se trata, por tanto, del primer vocabulario castellano-latín que llegó a la imprenta, antes del VEL de Nebrija. Además, el prólogo que transmite uno de los fragmentos ofreció datos que impulsaron a ahondar en el problema de la autoría del anónimo vocabulario y concluir que acaso se ha identificado también una nueva obra lexicográfica de Alfonso Fernández de Palencia.
Cinthia María Hamlin
Secrit-CONICET / Universidad de Buenos Aires
[1] Gerald J. MacDonald, ed. Diccionario español-latino del siglo XV: an edition of anonymous manuscript f.II.10 of the Real Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial. Transcription, study, and index (New York: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 2007).
[2] Eric White. “Mystery Solved: A Long-Lost Spanish Vocabulario (ca. 1492-93) Comes to Light at Princeton.” Notabilia: A Blog about Rare Books. November 13, 2020.