Me complace anunciar, en nombre de mis colegas de PhiloBiblon, la quinta entrega para este poco agraciado año de 2020. A pesar de la pandemia seguimos trabajando en nuestra herramienta ad maiorem gloriam philologiae.
En estos últimos días intentaba mejorar el registro de BNE MSS/6962 (BETA manid 3619), un manuscrito de lujo de mediados del siglo XV que contiene los tratados de Séneca, en la traducción de Alfonso de Cartagena (salvo el último, Obra y tratado de costumbres, que es traducción de Pedro Díaz de Toledo). Poco antes de acabar la ficha, encontré justo antes de esa última traducción el siguiente texto, escrito en letra de hacia la mitad del s. XVI, o sea, en fecha muy posterior a la del MS original:
Resueltas las abreviaturas, el texto transcito reza así:
esto esta escripto enla sepoltura de vn Rey de chiple
yo siempre tome para mj este conseJo
lo que pude hazer por bien nunca lo hize por mal
lo que pude adqujrjr en paz. nunca lo gane con guerra
lo que pude convençer con Ruego nunca lo espante con amenazas
lo que pude Remediar secreto nunca lo castigue publjco
lo que pude corregir con avisos nunca lo lastime con açotes
lo que castigue publjco. primero lo amoneste secreto.
Jamas castigue vna cosa que primero no perdonase quatro/
yo tengo dolorjdo lo que castigue e grande alegria por lo que perdone
por que nasçi como hombre mj carrne comen gusanos
por que viuj como noble mj spiritu gozan los dioses
Desde luego es un texto interesante, retórica y moralmente. ¿De dónde proviene?
Buscando buscando, he encontrado el mismo texto, con variantes meramente verbales, en el “Compendio de industrias en los ministerios de la Compañía de Jesús con que practicamente se muestra el buen acierto en ellos”, obra del jesuita Pedro de León que se conserva en el MS-1-085, tomo II, ff. 218v-219r, de la Biblioteca del Hospital Real de la U. de Granada. En este manuscrito, fechado en 1619, se encuentra este mismo texto, concretamente en el “Tratado Septimo | En el qual se comiença á hablar de los Principes || Gouernadores y Superiores en | Comun”, o sea dentro de un tratadito de regimine principum:
…Epitafio Antiquisi|mo que se hallo sobre vn sepulcro de el Rey de chipre . de el tiem|po de la gentilidad que dice desta manera.
Yo siempre . Tome para mi este consejo.
Lo que pude hacer por bien . nunca lo hiçe por mal.
Lo que pude adquirir por paz . no lo adquiri por guerra.
Lo que pude conuencer . por ruegos . no lo conuencî por amenaças.
Lo que pude remediar . secreto no lo castigue publico.
Lo que pude corregir con auisos nunca lo corregi con açotes.
Lo que castigue publico . primero lo amoneste en secreto .
Jamas castigue cosa . sin que primero perdonase quatro.
Tengo dolor por lo que castigue . y grande alegria por lo que perdone.
Por que naci como hombre . comen gusanos. mi carne.
Por que viui como noble gozan . mi Espiritu .los Dioses.
La primera versión impresa es coetánea a la de este MS. Se encuentra en la Primera parte del Retrato del hombre feliz, y humana felizidad… del cisterciense Fr. Thomas de Monzábal (Pamplona, 1618), ff. 378v-379r. El texto, que varía notablemente del de los MSS, se encuentra entre otros dos ejemplos atribuidos a la Antigüedad clásica y utilizados para la enseñanza de los reyes (“Las sentencias siguientes se hallaron en Tigoano ciudad de Caldea, esculpidas en vna lamina: y a lo que se cree son de Aristotiles” y “Las siguientes son de Tholomeo Arsacides Rey de Egypto: que se hallaron en vna lamina”):
Las siguientes se hallaron en el tumulo de vno de los Reyes de Chipre, cuyo nombre no se sabe.
Lo que pude hazer por bien; nunca lo hiçe por mal.
Lo que pude alcançar por paz: no lo tomè por guerra.
A los que pude vencer por ruegos, nunca los espantè con amenazas.
Lo que pude remediar en secreto, nunca lo castiguè en publico.
A los que pude corregir con auiso, nunca los lastimè con açotes.
A nadie castiguè en publico, que primero no auisasse en secreto.
Nunca consenti a mi lengua que dixesse mentira, ni permiti a mis orejas que oyessen lisonjas.
Siempre refrenè mi coraçon, para que no desseasse lo ageno: y le persuadi que se acontentasse con lo suyo.
Siempre velè por contentar los amigos: y me desuele por no tener enemigos.
Nunca fui prodigo en gastar: ni codicioso en recibir.
Muchas vezes castiguè: y no pocas perdonè.
De lo primero recebi siempre pena: y de lo segundo alegria.
Por ser hombre mis carnes comen los gusanos: y por ser ser virtuoso descansa mi alma con los buenos.
Nótese que, en el último aserto, se ha quitado la referencia a los dioses: “y por ser virtuoso descansa mi alma con los buenos.”
Mis búsquedas de internauta me llevaron después a Letters Written During a Short Residence in Spain and Portugal de Robert Southey (Londres, 1797). El poeta británico cita el texto en una versión más parecida a la de Monzábal que a la de los MSS, aunque en portugués. En su introducción, dice Southey “but I have met with a most remarkable epitaph, in the Chronicle of Sebastian, by Manoel de Menezes. He says that it was discovered in the isle of Cyprus, in the sepulchre of a King of that island, written in Greek verse, and sent to the Portugueze Monarch Joaon III. after his death, on the day before Sebastian assumed the government, the Dowager Queen sent him the epitaph, and advised such an inscription upon his grave.”
Nuestro colega Pedro Pinto (BITAGAP) ha identificado el texto como la Chronica do muito alto, e muito esclarecido principe D. Sebastião, decimosexto rey de Portugal composta por D. Manoel de Menezes, Chronista mòr do Reyno, e General da Armada Real … (Lisboa Occidental: Na officina Ferreyriana, 1730). Actualmente se le considera obra de José Pereira Bayão (1690-1743):
O que pude fazer por bem, nunca o fiz por mal.
O que pude alcançar por paz, nunca o tomey com guerra.
O que pude vencer com rogos, nunca o afugentey com ameaços.
O que pude remediar em segredo, nunca o castiguey em publico.
O que pude emendar com avisos, nunca o castiguey com açoutes.
Nunca castiguey em publico que primeiro naõ avisasse.
Nunca consenti à minha lingoa que dissesse mentira, nem permitti a meus ouvidos, que ouvissem lisonjas.
Refreey meu coraçaõ, para que naõ desejasse com o seu pouco.
Veley por conservar meus amigos, e desveleime por naõ ter inimigos.
Naõ fuy prodigo em gastar, nem cobiçoso em receber.
Do que castigue tenho pezar, e do que perdoey alegria.
Nasci homem entre os homems, por tanto comem os bichos minhas carnes.
Ouvi virtuoso, e vivi virtuoso com os virtuosos, por tanto descançará a minha alma com Deos.
El cronista portugués le da al texto un sesgo interesante. En vez de ser un aviso de príncipes general se le pone como ejemplo a seguir por el joven rey de Portugal, Sebastião, que solo tenía tres años cuando sucedió a su abuelo João III: “No monte Archivo da Ilha de Chipre na sepultura de hum Principe daquelle Reyno foraõ achados huns versos em Grego, que se enviaraõ a ElRey D. Joaõ III. e a Rainha pelos ouvir louvar muito, e ver o proveito, e utilidade que delles podia proceder; no dia antes que ElRey seu neto tomasse o governo do Reyno, lhos deu, dizendo, que lhe pedia, e encomendava muito, que trabalhasse por deixar outro tal epitafio em sua sepultura” (Chronica do muito alto, e muito esclarecido Principe D. Sebastião, p. 371).
¿Y la fuente original? Como era de esperar, el epitafio proviene de las obras del fabulista Fray Antonio de Guevara, en este caso de su Libro áureo de Marco Aurelio emperador, cuya editio princeps salió en 1528, y de la refundición de aquella obra en el Relox de principes en 1529. A falta de facsímiles digitales de las dos editiones principes, ofrecemos los dos textos según la edición de las Obras completas de Guevara de Emilio Blanco. Nótese que las citas atribuidas a Aristóteles y Tholomeo Arsacides también se encuentran en el Relox de príncipes (lib III caps. lv y lvii).
He aquí el texto del epitafio del desconocido rey de Chipre en el Libro áureo (lib. I carta x):
Siendo yo de edad de treinta y siete años, en la isla de Cethin, que agora es Chipre, tuve un invierno y ay allí un monte que se llama Archadio, en el qual sobre quatro columnas está un sepulchro de un rey muy famoso en vida y piadoso en clemençia, y como me dixesen que tenía unas palabras en derredor escriptas en letras griegas, fui allá por ver tal antigüedad, y las letras dezían esto:
Yo para mí siempre tomé este consejo:
Lo que pude hazer por bien, nunca lo hize por mal.
Lo que pude alcançar con paz, nunca lo tomé por guerra.
Los que pude vençer por ruegos, nunca los espanté con amenazas.
Lo que pude remediar secreto, nunca lo castigué público.
Lo que pude corregir con avisos, nunca los lastimé con açotes.
Lo que castigué en público, primero lo avisé en secreto.
Y finalmente, jamás castigué una cosa sin que primero no huviese perdonado quatro.
Yo tengo dolor por lo que castigué y gran alegría por lo que perdoné.
Porque nascí como hombre, mi carne comen aquí los gusanos; y porque biví como virtuoso, descansó mi spíritu con los dioses.
Antonio de Guevara. Obras completas . I:270.
Ed electrónica del Proyecto Filosofia en español
Y ahora veámoslo en el Relox de principes (lib. III cap. viii):
Teniendo edad de treynta y siete años halléme un invierno en la ysla de Cethim, que agora se llama Chipre, en la qual ay un monte pequeño (aunque fragoso) que se llama el monte Archadio, do se cría la yerva flabia, de la qual dizen los antiguos que, si la cortan, destila de sí sangre, y aquella sangre aprovecha para que si ensangrientan a una persona con ella estando caliente (aunque no quiera), os ha de amar; y si la untan con sangre fría, os ha de aborrescer. Desto desta yerva no pongas en ello dubda, ca yo hize la esperiencia, en que unté con aquella sangre a una persona, la qual primero perdió la vida que no el amor de mi persona. Uvo en aquella ysla un rey muy exemplar en vida y muy famoso en clemencia, aunque es verdad que por escripto ni por palabra no pude saber el nombre que tenía, mas de quanto estava sepultado sobre quatro colunas en un sepulcro marmóreo, y en torno del sepulchro estava un letrero escripto en griego, y muy antiguo, el qual entre otras muchas cosas dezía estas palabras:
Todo el tiempo que los inmortales dioses me dieron vida, ésta fue la orden que tuve en governar a mi república.
Lo que pude hazer por bien, nunca lo hize por mal.
Lo que pude alcançar con paz, nunca lo tomé por guerra.
A los que pude vencer con ruegos, nunca los espanté con amenazas.
Lo que pude remediar secreto, nunca lo castigué en público.
A los que pude corregir con avisos, nunca los lastimé con açotes.
A ninguno jamás castigué en público, que primero no le avisasse en secreto.
Nunca consentí a mi lengua que dixesse mentiras, ni permití a mis orejas que oyessen lisonjas.
Refrené a mi coraçón a que no desseasse lo ajeno y persuadíle a que se contentasse con lo suyo proprio. [669]
Velé por consolar a los amigos y desveléme por no tener enemigos.
Ni fui pródigo en gastar, ni cobdicioso en rescebir.
Nunca de una cosa hize castigo sin que primero no perdonasse quatro.
De lo que castigué tengo pena y por lo que perdoné tengo alegría.
Nascí hombre entre los hombres y por esso comen mis carnes aquí los gusanos.
Fui virtuoso entre los virtuosos y por esso descansa mi espíritu con los dioses.
Antonio de Guevara. Obras completas . II:668-69.
Ed electrónica del Proyecto Filosofia en español
Emilio Blanco, en su edición anotada del Relox de príncipes de 1994 (Madrid: ABL editor), pp. 730-31), ya señaló la ampliación de la versión del Relox de príncipes. Ahora, será difícil fijar la fuente concreta de cualquiera de estos testimonios posteriores por la contaminación textual entre el Libro áureo y el Relox de príncipes. Señala Blanco (p. xiv): “Si la práctica editorial fue poco escrupulosa con los títulos, aún lo fue menos con los textos, porque también desde bien temprano va a mezclar unos y otros bajo cualquiera de las dos denominaciones”. Menciona concretamente la edición valenciana del Libro áureo del 6 de marzo de 1532, en las prensas de Juan Navarro, la novena de las ediciones conocidas a tan solo cuatro años de la princeps. De hecho, el epitafio allí ya es el ampliado del Relox de príncipes:
Uuo en aquella isla vn rey | muy exem|plar en vida/y muy famoso en | clemencia/aunque es verdad que por escri|to ni por palabra no pude saber el nom|bre que tenia/mas de quãto estaua sepul|tado sobre quatro colunas en vn sepul|cro marmoreo/y en torno del sepulchro | estaua vn letrero escrito en griego y muy | antiguo/el qual entre otras muchas co|sas dezia estas palabras.
⸿ Todo el tiempo que los immortales dio|ses me dieron vida/esta fue la orden que | tuue en gouernar mi republica.
⸿ Lo que pude hazer por bien nunca lo | hize por mal.
⸿ Lo que pude alcançar con paz:nunca | lo tome por guerra.
⸿ A los que pude vencer con ruegos:nun|ca los espante con amenazas.
⸿ Lo que pude remediar secreto:nunca | lo castigue en publico.
⸿ A los que pude corregir con auiso:nun|ca los lastime con açotes.
⸿ A ninguno jamas castigue en publico | que primero no le auisasse en secreto.
⸿ Nunca consenti a mi lengua que dixes|se mentiras/ni permiti a mis orejas que | oyessen lisonjas.
⸿ Refrene a mi coraçon/a que no desse|asse lo ageno/y persuadile a que se cõten|tasse con lo suyo propio.
⸿ Uele por consolar a los amigos /y de|sueleme por no tener enemigos.
⸿ Ni fui prodigo en gastar /ni codicioso | en rescebir.
⸿ Nunca de vna cosa hize castigo sinque | primero no perdonasse quatro.
⸿ De lo que castigue tengo pena/y por | loque perdone tengo alegria.
⸿ Nasci hombre entre los hombres/y | poresso comen mis carnes aqui los gusa|nos.
⸿ Fui virtuoso entre los virtuosos / y por esso descãsa mi spiritu cõ los dioses.
Resumiendo:
- Hay una versión en castellano, con dos testimonios manuscritos, de mediados del s. XVI (BNE MSS/6962) y de 1619 (Granada: Biblioteca del Hospital Real, MS-1-085), basada en la versión del Libro áureo de Marco Aurelio.
- Hay otra versión en castellano y portugués impresa en castellano en 1619 y en portugués en 1730, basada en la versión del Relox de príncipes.
Charles B. Faulhaber
University of California, Berkele
Obras citadas
Antonio de Guevara. Relox de príncipes. Ed. Emilio Blanco. Escritores franciscanos españoles 1. Madrid: ABL editor, 1994.
Antonio de Guevara. Obras completas. Ed. Emilio Blanco. 5 vols. Versión de Emilio Blanco publicada por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro: Obras Completas de Fray Antonio de Guevara. Madrid: Turner, 1994. Texto proporcionado por el Proyecto Filosofía en español